viernes, 3 de enero de 2014

FROZEN, EL REINO DEL HIELO

Bueno, amiguitos. En estas fechas siempre me apetece ver alguna de dibus, y en verdad este año con el tema del blog he vuelto a ver practicamente todas las películas de mi infancia y posteriores. Tenía muchas ganas de ver "Frozen, el reino del hielo", por toda la publi que tiene a su alrededor y bueno, porque le tengo un respeto firme a la industria Disney. He de decir que no es una mala película, aunque yo diría que es una más, una del montoncillo. No representó nada de mucho interés que no ofrezcan otras de la misma marca. De hecho, la encontré algo superficial. Esto, viniendo de mí, y teniendo en cuenta lo mucho que me gusta Disney, es todo un ejercicio de sinceridad con vosotros.


Encontraréis miles de reminiscencias de pelis Disney antiguas e incluso algunas notas parecidas al musical de Shrek. No sé, amiguitos, no me ha gustado. No me ha dicho nada. No me ha hecho sentir. Lo único que plantea como idea nueva es el amor fraternal en lugar de ser el típico cuento entre príncipe y princesa. Por lo demás es exactamente igual a otras películas donde las princesas tienen unos objetivos lejanos a la realidad y por consiguiente, crean en los niños una falsa imagen sobre lo que es la felicidad y qué cosas son importantes en la vida.


Musicalmente me ha parecido un fiasco. Y el doblaje al español es una plasta de vaca poco profesional bajo mi humilde punto de vista.  No comparto para nada las críticas que he leído respecto a este film. Compararla con "La Bella y la Bestia" o "Blancanieves", me parece todo un desatino. Que si "ha nacido un clásico", "si Walt Disney levantara la cabeza se sentiría muy orgulloso", "es un despliegue técnico".... En fin, amiguitos, mentiras y más mentiras. No sé si a esos críticos les regalan entradas a los parques de Disneylandia o qué, pero el caso es que no podéis fiaros de las chorradas que se escriben por ahí, porque, como siempre os digo, a veces algunos de estos pseudocríticos no son tan críticos, probablemente porque usan esas gafitas especiales con el símbolo del euro de las que tanto os hablo últimamente.


He dicho. Caso cerrado.






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