Amenábar siempre me gustó. Me sigue gustando ahora que los académicos españoles no lo puedan ni ver. Porque en España, amiguitos, si eres sobresaliente en algo, nadie te valorará. Es más, tratarán de buscarle fallos a tu trabajo. Que una película como "Ágora" pasara sin pena ni gloria por los Goya y se premiara a una vacía "Celda 211", me sonó más a castigo que otra cosa. Sinceramente, habiendo directores como Amenábar y Juan Antonio Bayona no entiendo para nada cómo presumimos de gente como Pedro Almodóvar o Alex de la Iglesia (pfff jajaja). Y no quiero ofender a nadie, puesto que todos tienen su nota que los identifica y los hace diferentes, pero es que cuando haces una comparación objetiva te das cuenta de que algo raro ocurre. Después del ataque masivo a "Lo imposible" en los Goya del año pasado, habiendo sido clarísima vencedora "Blancanieves" resulta muy interesante el resultado del anuncio de la Lotería de Navidad dirigido por Pablo Berger, director también de la susodicha vencedora en los Goya. Al final tenemos lo que merecemos, es decir, Bayona crea una obra de arte y ¿qué hacemos en España? Premiar lo chabacano. Lo insulso. No quería utilizar un "Jueves del horror" para hacer estas valoraciones, pero como me vino a la mente "Los Otros" de Amenábar, decidí que era una buena ocasión para reivindicar que la llamada Marca España comience a suplantar a los dinosaurios de las diferentes disciplinas artísticas y dejar que los nuevos e increíbles valores salgan a la luz con la propaganda que merecen.
Y dicho esto, vamos con "Los Otros". Un pedazo de film que vino a reclamar los puestos españoles en el cine de terror. Magistralmente dirigida, guionizada y musicalizada por Alejandro Amenábar, "Los Otros" pasó a convertirse en un clásico que a pesar de ser del año 2001 no refleja en absoluto la época en que fue realizada. Y esto, amiguitos, solo puede significar una cosa: que está muy bien hecha.
Si hay algo que destacar en "Los Otros" es la capacidad de mezclar en una misma historia el horror y un drama profundo. Todo esto se consigue a través de un guión muy inteligente y por supuesto gracias a la interpretación de una Nicole Kidman que se encontraba luchando por demostrar que era algo más que una cara bonita. Y lo consiguió. Muestra la mirada exacta que requería su personaje. Alguien con una enorme desesperanza capaz de enmascararla de serena frialdad.
Se convirtió en todo un éxito de taquilla y no me extraña. Como dato curioso os diré que existieron comparativas de esta peli con "El sexto sentido". El caso es que Amenábar trató de explicar que su guión estaba escrito antes de que saliera el film de Night Shyamalan, pero eso no evitó que la crítica intentara echar por tierra su labor. No obstante, a pesar de ese hecho, consiguió que en el resto del mundo se le alabara en todos los medios que analizan las carteleras.
Tras haberse acabado la II Guerra Mundial, Grace (Nicole Kidman) espera el regreso de su marido que fue llamado para luchar. Pero no regresa. Desesperada y sumida en una depresión nerviosa, trata de mantener la calma y el orden en su casa victoriana junto a sus dos hijos. Éstos padecen una extraña enfermedad que los convierte en fotosensibles, de manera que no pueden recibir la luz del sol o de lo contrario podrían morir. Bajo una estricta educación, tiene a sus hijos sometidos no solo a la penumbra sino bajo una gran influencia religiosa. Un buen día, aparecen tres siniestros personajes que solicitan trabajo como sirvientes en la gran casa. Éstos nuevos inquilinos tendrán que aceptar las extremas normas de Grace pero lo que ella desconoce es que pronto experimentarán unas circunstancias muy extrañas que harán que todo el equilibrio logrado se vaya al traste.
La fotografía de esta peli es todo un lujo. Los actores, todos ellos sin exclusión alguna, son de 10. Y esas tomas llenas de filtros fríos y suspense son la guinda de esta espectacular obra maestra. Es siniestra y terrorífica sin necesidad de hacer grandes aspavientos técnicos y a la vez es puro sentimentalismo, sin llegar a la cursilería. Me parece una maravilla, amiguitos. Cómo echo en falta esta clase de cine.
Amenábar es un genio y lo deja más que de manifiesto en obras como ésta. LOVE Amenábar Forever.
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