martes, 21 de enero de 2014

PIRAÑACONDA

Que las últimas pelis que me he ido encontrando hayan sido más o menos decentes sin duda ha de ser una trampa para pillarme desprevenida y que por obra del mismísimo Satanás me encuentre con cosas como "Pirañaconda". Un híbrido entre Piraña y Anaconda que me va a perseguir por los siglos de los siglos en mis peores pesadillas gracias a la programación nocturna. Os invito a que veáis su trailer y tratéis de adivinar a qué año pertenece. Bueno, os diré el año porque igual creeréis que es una mala peli de los 80... El año en que se creó esta "joyita" es el 2012. 2012, amiguitos. Yo os pongo el tráiler y luego sufrís conmigo un poco.


2012, REPITO. Es algo que no me cabe en la cabeza. El otro día con Konga fui un poco más benevolente porque era una película del 60, pero encontrarme con esto en el año 2012 es todo un insulto al cine. Quiero decir, ¿en qué estaban pensando cuando hicieron semejante blasfemia gráfica? Actores descerebrados, tetudas por doquier y un guión insípido podrían ser pasables, pero ese ser realizado sin duda por el peor enemigo del director merecía una mención. Lo peor es que ya no me quedan ni fuerzas para cambiar el canal. Es un proceso hipnótico a la par que nauseabundo. Os diré que me estaba tomando un refresco al empezar la peli, y según ha aparecido el monstruo en cuestión, se me ha salido por la nariz del ataque letal de risa. Luego no ha tenido tanta gracia. Por algo esta sección se llama "Humor y horror se escriben con h". Las pelis empiezan siendo causantes de una carcajada descomunal, pero poco a poco te van deprimiendo hasta que consiguen una sensación triste y desquiciante en tí. 

Y pensar que se invierte pasta en hacer cosas así... Desde luego el creador del bicho, el guionista, el director y el productor, se quedaron bien a gusto con semejante rascada de huevos. Oídme, tenéis que verla, hasta que vuestros ojos decidan darse la vuelta por si mismos para acabar con tanto dolor, solo por ser conscientes de la realidad artística que nos rodea. 

Y si no os da pena, entonces sois unos reptilianos sin corazón.

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