CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE

"Charlie y la fábrica de chocolate" viene a recordarnos que todo llega, vamos, que el que se porta bien tiene su recompensa (aunque en la vida real la cosa no se cumpla al cien por cien, pero es un buen mensaje para los infantes) y además hace reflexionar sobre la importancia de permitir a los hijos tomar el camino que más les convenga, que alcancen sus propias metas y se dediquen a lo que realmente les apasiona. Ya en los 70 se hizo una peli con el mismo título, pero el remake que ofrece Burton es magnífico. Tiene mucho color, personajes muy particulares y un Johnny Depp con un papel que le va que ni pintado. A los pequeños seguramente los que más les gusten sean los oompa-loompas, seres diminutos que harán ultra pegadizas las canciones que componen la banda sonora. En realidad el formato es como el de una fábula animada. Mezcla animales, golosinas, chocolate y locas historias, por lo que ya posee los ingredientes necesarios para captar la atención de los niños.

El señor Wonka (Johnny Depp) tiene una fábrica de golosinas archiconocida, pero decidió cerrarla durante mucho tiempo. De repente, en plenas Navidades, decide convocar a los niños a través de un concurso que consiste en encontrar un billete dorado dentro de cualquiera de las diferentes tabletas de chocolate de la firma y con éste poder acceder durante un día al interior de la fábrica para ver su funcionamiento, nuevos productos, etc, además de un fabuloso premio especial. 

Johnny Depp es Willy Wonka

Todos los niños que encuentran los billetes dorados son unos consentidos y malcriados, excepto Charlie, un adorable pequeño que desgraciadamente vive en unas paupérrimas condiciones, pero siempre inspirado por el amor que recibe tanto de sus padres como de sus abuelos.

Vivirán todos juntos una aventura inolvidable dentro de la fábrica y ayudará a que los pequeñajos de la casa se entretengan y al mismo tiempo aprendan una valiosa lección: La insolencia tiene un precio muy alto.