sábado, 14 de diciembre de 2013

CON LA MUERTE EN LOS TALONES

Os presento una nueva sección que se va a llamar "El clásico del mes", y como su propio nombre indica os voy a recomendar una vez al mes películas que, a pesar de los años transcurridos, siguen siendo iconos del cine. He querido comenzar compartiendo "Con la muerte en los talones". Como film creo que es uno de los clásicos obligados. Debo admitir públicamente que soy una enamorada del cine de Hitchcock. Nadie como él para el suspense. En general soy seguidora del cine llamado clásico porque creo que a pesar de los pocos recursos y la velocidad con que se hacían las películas en la época (os diré, amiguitos, que algunas productoras hacían decenas de películas a la semana) resultaban tremendamente interesantes, sin necesidad de grandes elementos. Solamente buenos guiones, buenos actores y mucha imaginación. Fue una época mágica y especial. Me hubiera gustado mucho vivir esa etapa gloriosa para el mundo del espectáculo. 

Cary Grant, Eva Marie Saint, James Mason o Martin Landau, entre otros, son los actores que conforman el fabuloso elenco de "Con la muerte en los talones". Y cómo olvidar las breves apariciones que acostumbra a hacer Alfred Hitchcock en cada uno de sus filmes, en este caso, lo encontraréis intentando subir a un bus que justo cuando va a entrar en él, cierra sus puertas.

Ciertamente "Con la muerte en los talones", cuyo título original es "North by Northwest", es una película llena de anécdotas, por ejemplo, hay una escena en la que Hitchcock quería incluir el edificio de las Naciones Unidas y no le dieron permiso, así que grabó con cámaras ocultas los exteriores del mismo, y los incluyó en su cinta. El interior fue recreado en un estudio.
La primera vez que vi esta peli reparé en que en la escena famosa del disparo que arremete Eva Maria Saint a Cary Grant, no sé si un error o si en realidad Hitchcock lo quiso dejar así por alguna razón, pero si os fijáis bien, al fondo de la imagen hay un niño sentado en una mesa que se está tapando los oídos. Sería lógico si fuera justo cuando Eva dispara, pero debe ser que fue una toma que se repitió o algo porque el niño se tapa los oídos antes de que se produzca el disparo. Tal vez la primera vez lo pilló distraído y se asustó, tras eso ya nadie lo pillaría desprevenido, jejeje. El caso es que es un detallito sin más del que no eres consciente si no te fijas.

En cuanto a la escena de la persecución que sufre Roger (Cary Grant) por parte de una avioneta sobre unos campos en fumigación no es muy creíble. Al menos no es la fórmula habitual para matar a alguien, pero tratándose del cine de Hitchcock se le otorga unas licencias que no son permitidas a cualquiera, de hecho, eso es muy característico en sus trabajos, incluir elementos sacados de contexto o que no guardan mucho sentido con la realidad y adaptarlos perfectamente a una historia resultando ya necesarios para creer la misma. Lo que no es creíble de ninguna manera es que la actriz que interpreta el papel de la madre del protagonista solo le llevara 8 años, pero bueno, así es el cine, a veces tan inútil, pero casi siempre cautivador. 

Tras haber comentado solo algunos de los detalles más curiosos de esta película, quería deciros que es simplemente brillante. Una obra inteligentísima que generó en su momento, y me atrevería decir aún hoy, unas sensaciones desconocidas en el espectador. A mí personalmente me hizo sentir interés de principio a fin. Así que si no sois asiduos a esta clase de cine os invito a indagar un poco en él, os llevaréis sorpresas muy gratas.

¡Hitchcock makes me happy!

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