Quiero compartir con vosotros algo que fue muy importante en mi infancia y es esta película navideña llamada: "Una Navidad con Mickey". Antes de nada quiero deciros que no creo que ningún niño en este mundo estuviera esperando las Navidades con el ansia con que yo las esperaba. Deseaba con toda mi alma que llegara el mes de Octubre para poder ver los anuncios que ponían a diario en la tv sobre juguetes, juguetes y más juguetes. Tenía una cinta con villancicos cuyos lados estaban ilegibles de tanto que la escuché, y me sabía de memoria cada palabra, cada pausa, cada cambio de la misma. Era de las que sentía devoción por los Reyes Magos y creía que eran seres extremadamente poderosos cuya bondad se conocía infinita. Daba igual si un niño era malo, travieso o como yo era, más buena que el pan (la cosa ha cambiado en la actualidad, pero qué le vamos a hacer), que los Reyes Magos no lo tendrían en cuenta y no le dejarían sin sus regalos.
Cuando se acercaban las vacaciones siempre era la misma cantinela: "Mamá, necesito el pijama, el batín y las zapatillas nuevas para el día de Reyes", "Mamá, ya habrá salido el catálogo de juguetes de El Corte Inglés", "¿Mamá, ya compraste las golosinas para la noche de Reyes?", "¿Mamá, me estoy portando bien?"... Era una época mágica para mí y siempre lo será por los buenísimos recuerdos que tengo de mi infancia, de cómo creé mi mundo fantástico de ilusión y alegría durante los días que duraba la Navidad y más allá aún. El día de Nochebuena (aunque como he dicho antes yo era más de Reyes) comenzaban las fechas de maravillas, así que siempre, siempre, siempre, repito, siempre veía esa tarde la misma película: Una Navidad con Mickey. Era el símbolo de que ya estaban aquí los días de felicidad plena, vacaciones, ver películas de dibujos animados sin parar y por supuesto jugar y jugar. Imaginaos cómo podía ser el día 5 de Enero, la víspera de Reyes. Primero mis padres me llevaban a la Cabalgata, llegaba a casa, me duchaba y cenaba rapidito, estrenaba pijama, batín y zapatillas, me aseguraba de que los camellos tendrían su agua y los Reyes sus golosinas nocturnas y me iba a la cama. Me pasaba, cómo no, la noche entera en vela, pero era incapaz de levantarme por si acaso los Reyes me veían y se enfadaban.
Esta película, amiguitos, no es una simple película navideña para mí, es muchísimo más. Representa lo bien que lo hicieron mis padres conmigo, lo muy querida que me sentí siendo niña y lo extremadamente consentida que me tenían, pero como ya dije antes, yo era muy buenecita y la pequeña de la casa. Por eso hice este ciclo especial de cine navideño, porque me gustaría que todos los niños sintieran lo mismo que yo sentía en esta época, porque gracias a eso y aunque suene muy, muy cursi, yo soy así de feliz ahora.
Una Navidad con Mickey es para mí la película por excelencia basada en el Cuento de Navidad de Dickens. Mr Scrooge es el Tío Gilito, y en escena veremos a seres tan entrañables como Donald, Goofy, Daisy, Minnie y el cómo no siempre icono de Disney, Mickey Mouse. La historia de por sí enternece, pero añadiendo los elementos de Disney se convierte en todo un clásico infantil que nadie debería perderse. ¡Aún tengo el vhs, amiguitos! Lo que me recuerda que los años pasan inexorablemente.
¡Feliz Navidad! Y gracias a todos por dedicarle a mi blog unos minutillos cada día.
¡Feliz Navidad! Y gracias a todos por dedicarle a mi blog unos minutillos cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario